lunes, 26 de diciembre de 2011

Ya que todo el mundo está haciendo un 5, o 10...yo haré un 7....

Los 7 personajes que me enamoraron este año. 
Donde esté su posición, ese también es la posición del libro. ¿Si? Vamos, entonces...


7.- Owen. "Just Listen" de Sarah Dessen.


Owen fue muy, pero muy, interesante de leer. No es que es el personaje más encantador que haya leído en toda mi vida -por eso es el 7-, pero sí tiene lo suyo. Es más amigo que otra cosa, y un gran apoyo a lo largo del libro. Es genial.


6.- David. "The Beginning of After" Jennifer Castle.


Yo no leí ni una sola frase "bonita" en todo ese libro, ni una sola frase de "te amo y tú eres más bella que las estrellas y blah blah blah". David nunca dijo nada así. Todo lo que él hizo fue estar cuando nadie más estuvo realmente. Y lo amé por eso. 


5.- Finnick Odair. "Catching Fire" y "Mockinjay" de Suzanne Collins.


¿Quién no amó a Finnick? Tan encantador y seductor, pero que después resulta ser este tipo tan increíble de persona, de esos que le salvan la vida a la gente y se dan cuenta cuando los demás están enamorados. Amé a este personaje por muchas otras cosas, pero estoy escribiendo poquito de cada uno.


4.- Etienne St. Clair. "Anna and the Frech kiss" Stephanie Perkins.


St. Clair, St. Clair...mi querídisimo, encantador, sarcástico, St. Clair. Él es lo máximo, de verdad. St. Clair es tan "baaabaaaaaaaa....", en serio. Él es el tipo de personaje que nada más con la primera descripción, ya te enamora. No ha dicho 10 palabras y ya te estás babeando por él. Yo me babeé. 


Dos palabras para describirlo: Acento británico. <3


3.- Alex "Delirium" Lauren Oliver.


Jamás había visto a un personaje tan comprometido, hasta que leí Delirium hace como seis meses. Alex fue un personaje que nos enamoró, a medida que fue creciendo en la historia. Yo me pasé unas cien páginas diciendo "dónde está el del laboratorio", porque me fascinó desde su primera aparición en la historia. Alex fue inolvidable. Alex me hizo reír, babear, y llorar como muy pocos personajes lo han logrado. Alex te llega a lo más profundo del corazón, de verdad, y se queda allí, al punto en el que ya odias al presunto nuevo personaje de la saga, que saldrá en "Pandemonium". Yo lo dio desde ahorita, de verdad, porque nadie será capaz de igualar a Alex. 
Yo lo amo.


2.- Adam Wilde "Where she Went" Gayle Forman.


Es raro ver el libro en el que los personajes empiezan ya teniendo una relación, en lugar de ir desarrollando una a través del libro. Coloco "Where she Went" porque fue el que leí este año, el primero lo leí el año pasado. Confieso que pensé que no me gustaría el hecho de que Mía tuviese un novio, en lugar de ser soltera y después encontrarse uno, pero cuando se conoce a Adam...Adam es un personaje tan, pero tan bellamente creado, que uno no puede hacer más que enamorarse de él, de verdad. Además, nunca he visto a ningún personaje tan enamorado como él, porque es que Adam estaba enamorado, pero hasta la médula. Tan enamorado que él pensaba casarse con Mía, no era algo de adolescentes, era serio. Y su sufrimiento a través de este libro es tan intenso, la manera en que él se sintió durante esos tres años, todo es tan duro para él. Adam es un personaje precioso, de verdad. 
¿A quién no le gustó Adam?


Y por último...el que se robó mi corazón este año, pero bien robado, como nadie nunca lo hizo....


1.- PEETA MELLARK. "The Hunger Games, Catching Fire y Mockinjay" de Suzanne Collins.


Mi descripción de Peeta, siempre es que Peeta es Peeta, y nadie es como Peeta. Nunca leí un personaje así. Y es que en realidad, mi amor por Peeta va porque en realidad me enamoró. Collins logró que pasáramos de odiar al personaje en un principio, a amarlo perdidamente, porque logró que lo conociéramos, como lo fue conociendo Katniss. Peeta me hizo reir, llorar, amar y odiar. Él tiene el porcentaje perfecto de absolutamente todo: de cursilería, de mal humor, de sarcasmo, de valentía, lo tiene en porciones perfectas, nunca pasa de la raya, nunca es como que "aquí viene Peeta otra vez, con el mismo tema", no hay un momento en esos libros en que él solo sobre. 
¡Amé a este hombre!




Y esos son toooodooos. Y los amo a todos. 




Bendiciones.






- Majo. 

"9. Alexus" Restauración. (¡Sí, ya lo sé! ¡Por fin!)

Bien. Entonces Tristan no es tan mala persona y Christa tenía razón; él sólo tiene una vida difícil, eso es todo. Claro, eso no compensa el que haya sido un completo anti-social por los últimos seis meses, pero al menos ahora tiene una excusa. 
¿A quién trato de engañar? ¡Por supuesto que lo compensa! No puedo creer lo increíblemente egoísta que ha sonado eso. Quiero decir, el chico ha estado viviendo un infierno y yo todavía soy capaz de decir que eso no compensa seis miserables meses de silencio. Si yo estuviese en su lugar, probablemente ya habría caído en las drogas, y sería la persona más violenta del mundo... ¿Tristan estará en drogas? No es violento, pero es una opción, ¿no? Porque si lo está, quizás deberíamos volver al silencio. No "Trist" y definitivamente, no "Lex". ¿Qué hay con eso? ¿"Lex"? Lex es de hombre, ¿cierto? ¿Como Lex Luthor? ¿"Trist" es de mujer? 
Realmente, realmente, me arrepentí al momento en que eso salió de mis labios, aunque se sintió correcto; es sólo que no pensé que al darle un apodo, también le estaría dando permiso de ponerme uno a mí. 


Cuando vi a Tristan desaparecer de mi vista detrás de la puerta, decidí que rayaría en lo patético no apartarme de la mía, de inmediato. Y entonces noté que estaba sola de nuevo, que Tristan me había confiado su secreto más grande y que no podía decírselo a nadie. Ni siquiera a Christa, a quién le cuento todo, absolutamente todo. Todo menos que Tristan podría morir algún día a manos de su padre.
Rayos. Tristan podría morir algún día a manos de su padre. Las implicaciones de toda la situación son demasiadas. En cualquier país, en cualquier momento, la violencia doméstica y el alcoholismo suponen demasiado, tanto que el sólo pensar en ello me cortaba la respiración.
Necesitaba -urgentemente- sacarme a los Valley de la cabeza. Fue sólo una conversación, una explicación que el chico me debía. Eso no significaba que éramos amigos. Él seguiría siendo Tristan, y yo seguiría siendo Alexus, la chica de al lado, con el nombre raro. Genial. Como debía ser.
Pasé gran parte del día pensando en él, muy a mi pesar, esperando con ansias el momento en que olvidaría el secreto de los Valley. Sabía que lo recordaría después, algún día en la soledad, o cuando alguien mencionara la palabra "secreto", recordaría que yo tenía uno grande, uno peligroso, pero luego lo volvería a olvidar y todo estaría normal, de nuevo. No quiero decir que sea un secreto normal. Digo, esto era enorme y apestaba, pero sólo se había convertido en mi asunto-aunque, no realmente- por entrometida.
Me pregunté si el Sr. Valley me golpearía a mí también si llegara a descubrir que lo sabía todo, pero entonces sacudí mi cabeza con energía para apartar el más insensible de todos los pensamientos. La violencia doméstica es algo grave, mucho. En extremo.
Y eso era todo lo que ocuparía mi mente. Había oído tantos casos acerca de padres que maltrataban a sus hijos, al punto de matarlos y no quería eso para Tristan, ni para Danika, ni siquiera para el idiota de su hermano. 
Entonces, me lo pregunté. ¿Cuántas veces había visto a Tristan sonreír? Si es que ha sucedido alguna vez. Sonrió un par de veces cuando estaba conmigo, pero no creo que eso deba contar. Seguro que podrían contarse con los dedos de las manos. 
Caí en la cuenta, en ese momento, de que no sería fácil. ¿Y por qué habría de serlo? Después de todo, era mi culpa por meter mis narices en todas partes. Tristan no me llamó a su vida, yo me introduje en ella sola, así que no sería fácil vivir cada día con el constante martirio de saber algo tan grande y no poder hacer nada al respecto.
También me pregunté si Tristan necesitaba alguien con quién hablar, porque eso sí se lo podía dar, inclusos aunque yo fuese la última persona con la que él querría hablar.
¿Cómo es que, de pronto, en menos de tres minutos, mi vida de transformó en una encrucijada? ¿Qué se suponía que debía hacer o decir cuando lo viera? ¿Una mirada sería suficiente? ¿Me llamaría Lex o Alexus? ¿Me diría algo en lo absoluto? No era probable, dado que no lo había hecho antes de hoy; y si no lo había hecho antes de hoy, ¿por qué habría de hacerlo mañana? 
Me sentía lo suficientemente capaz de estar tan al borde de la demencia que podría golpear mi cabeza contra la pared, y estaba completamente segura de que no podría enfrentarme al  mundo entero en la mañana con todas esas interrogantes danzando, brincando y gritando como locas en mi cabeza.
Y cuando no pude soportarlo más,. salí de mi casa, como un tornado, dispuesta a resolver todo ahora, porque quizás, incluso soñaría con ello en la noche. Me tomó menos de treinta segundos alcanzar la casa de los Valley y golpear la puerta con violencia. De nuevo, fui recibida por el hermano de Tristan. Sólo cuando lo vi, noté cuán impaciente estaba por hablar con el chico que me había ayudado a poner mi vida de cabeza, porque gran parte de la responsabilidad era mía.
- ¿Dónde está? - pregunté, rogando que nadie conocido decidiera aparecer ahora mismo.
- ¿Quién? - preguntó él, luciendo ligeramente consternado.
- ¡Tristan!
- ¿No acabas de verlo?
¿Qué le importaba a él si acababa de verlo o no? Quizás quería verlo otra vez.
- ¿Estás contando? Bien, sí, pero necesito verlo otra vez.
- Está en su habitación - contestó, dando un paso hacia atrás, señalando una puerta en la parte superior de la casa.
- Gracias - dije, subiendo a toda prisa.
No sé por qué, pero esperaba que la puerta estuviese cerrada con llave, sin embargo no lo estaba y abrió casi con el primer roce de mis dedos en el pomo.
La primera visión clara que tuve fue de Tristan recostado en su cama con los ojos cerrados, audífonos puestos y las manos sobre su pecho con sus dedos tamborileando al ritmo de lo que sea que estaba escuchando. 
La segunda fue de Tristan con los ojos bien abiertos, confundido hasta la médula, observándome mientras se incorporaba. 
- ¿Qué diablos...? - empezó.
- ¿Qué pasará mañana? - lo corté.
- ¿Qué? - su voz subió casi una octava completa.
- ¿Vas a hablarme mañana? ¿Vas a hacer cualquier cosa remotamente fuera de lo normal? 
- Yo... - lucía seriamente confundido, tanto que sentí una punzada de culpa en el pecho. Podría haberlo matado de un infarto, o algo así - No...no lo sé... ¿Por qué...?
- ¡Pues, yo necesito saberlo! - espeté, cortándolo de nuevo.
Tristan, que ahora estaba de pie, dio instintivamente un paso hacia atrás. ¿Realmente estaba siendo tan maniática?
- No podré lidiar con una sorpresa mañana. Simplemente, no podré - confesé, tan de pronto que no estaba segura de quién se había sorprendido más, si Tristan o yo -. Necesito saber qué harás.
- Bien...nada. No tiene que cambiar ni una sola cosa. No haré nada. Sin sorpresas, lo prometo. Será como si jamás hubiese roto tu ventana - asentí -. Ahora, realmente creo que debes ir a casa y descansar un poco, Alexus.


Lo sensato estaba pintado en toda la escena: el no cambiar nada, el hecho de que debiera ir a casa, el "Alexus", todo era como debía ser, como siempre había sido. Y si así era, lo justo, lo normal, ¿por qué estaba teniendo una punzada de decepción, clavada en mi pecho del tamaño de un hacha? Si era lo normal, ¿por qué me molestaba tanto? 
Sin embargo dije:
- Bien. Gracias.
Y me fui de allí tan rápido como llegué.

martes, 29 de noviembre de 2011

Reseña - "Anna y el Beso Francés" de Stephanie Perkins

Sinopsis: Anna estaba esperando su último año de secundaria en Atlanta, donde tiene un gran trabajo, una leal mejor amiga, y el chico que le gusta está a punto de convertirse en algo más. Así que no está muy emocionada acerca de ser enviada a un internado en Paris—hasta que conoce a Étienne St. Clair. Inteligente, hermoso, Étienne lo tiene todo… incluyendo una novia seria. 
Pero en la Ciudad de las luces, los deseos tienen una manera de volverse realidad. ¿Acaso un año de románticos casi-accidentes terminara con su muy esperado beso Francés? 
Stephanie Perkins mantiene la tensión romántica chisporroteando y la atracción alta en un debut que garantiza que hará que los dedos de los pies hormigueen y los corazones se derritan.





Y ahora cambio el color porque quién va a hablar soy ¡YO!


Este libro lo terminé de leer hace unos días. Es una lectura rápida, a pesar de que es un poco largo. (Unas 300 páginas en el ordenador), pero la narración es tan "adolescentesca" que se hace de todo, menos tedioso. 
Empecé este libro un miércoles en la tarde, y lo terminé el jueves al mediodía. Se lee muy rápido. Pasé horas pegada a la laptop - porque sin internet en casa, lo que queda es leer los libros ya descargados -, con una sonrisa gigante mientras me introducía en el mundo de Anna y dejaba que ella me presentara a St. Clair (aaaaaaaahhh, baaabaaa....). Reí, reí más, y reí un poco más con este libro. Les digo, no van a soltar ni una sola lágrima, a menos que sea de la risa. 
Por supuesto, como todo libro respetable, no todo es felicidad, pero ya se darán cuenta ustedes.

En cuanto a los personajes.

Son frescos. Todos y cada uno de ellos. Este libro tiene tanta ficción como la vida diaria. Anna le da voz a los pensamientos de muchas de nosotras, si no ahora, en algún punto de nuestra vida, y no solo eso, sino que los lleva a un nivel completamente diferente. Anna lucha internamente consigo misma, con su mente, por mantenerse cuerda en París. Ella es realmente uno de los personajes más frescos y más reales que he leído.

Luego tenemos a St. Clair (aaaaaaaahhh, baaabaaa...), quién tiene el cabello perfecto (babaaa), ojos marrones (baaaaabaaaa), y acento inglés (máaaaas babaaaaa). St. Clair es bello. Bello. Bello. Bello. Uno de los personajes más encantadores que he leído (no le gana a Peeta, ¡pero trata con ganas!) Y en sí, es él quién pone la mitad del humor del libro. Un personaje bien definido, no hay ni un momento en que su presencia sobre en el lugar. 

En cuanto a todo lo demás.

El libro, de por sí, es genial. Una lectura agradable para un fin de semana. No es en lo absoluto pesada, todo lo contrario. Es una lectura fácil y entretenida, de esas que uno lee sólo por el placer de hacerlo, y cuando cierra el libro - o el documento - no se arrepiente de las horas que invirtió con los ojos enfocados en las palabras. 



¡Bendiciones!



- Majo. 

viernes, 18 de noviembre de 2011

Ah...y claro: ¡Trailer!


En lo personal, yo lo amé. Sé que todo el que ha leido el libro lo amó también. ¡Es tan libresco!

Lloraré, lloraré, lloraré!

Gente que me apoya a mí y a mis historias: perdón por la tardanza. Debí haber actualizado hace tanto. Perdónenme. ¿Me perdonan?


No sé cómo compensarles este tiempo... 


No, si sé.


Todos los que quieran, envíenme un correo al correo del blog dioslibrosyyo@hotmail.com y les enviaré las 137 páginas de la historia que iba para el PEJR, porque lo cierto es que no participé. No por falta de tiempo, no por falta de inspiración, sino porque el deseo de agradar a Dios fue más fuerte que mi propio sueño de ganar el concurso. No espero que lo entiendan, porque es algo tan mío que es difícil de explicar, pero después de poner por delante la historia del PEJR por tanto tiempo, y dejar de lado a Tristan y a Alexus, se las debo.


Sucede lo siguiente: como ustedes sabe, yo soy cristiana, y en el premio los personajes debían enamorarse porque sí - no digo con esto que por ser cristiana esté en contra de las personas enamorándose, para nada. Es más, yo misma espero por mi propia historia digna de un libro de los que me encanta leer -, pero yo creo en la renuncia, creo en el morir, creo en esperar, y me di cuenta un poco muy tarde que no estaba precisamente incluyendo nada de eso en la historia, así que decidí no seguirla, porque debía retomarla desde muuuy arriba para arreglarla, pero sí escribí 137 páginas, que les enviaré feliz de la vida, si me lo piden.


Continuando: No tengo internet y empecé las clases. Dos cosas que no se combinan muy bien para tener un blog activo, pero no me he olvidado de ustedes. De verdad, y qué lindo que se acuerden de mí, también. Con esto no digo que vaya a cerrar el blog: ¡No! 


Otra cosa: terminé la saga de los juegos del hambre hace meses, y fue genial. Me encantó el final, lo amé, lo amé, lo amé, y jamás he amado y detestado a un personaje tanto en mi vida. (Amé a Peeta, detesté a Gale, me perdonan todas, no es en contra suya, es a él a quién no soporto). 
¿Quién vio el Trailer? ¿No les encantó? ¡A mí me encantó! 


Creo que eso debe ser todo. Sólo quería hacerles saber que estoy viva, que el blog sigue vivo y que estoy muy agradecida con ustedes por todos. Prepararé un cap bueno bueno bueno de la historia y lo subiré tan pronto como el dinero para un cyber me lo permita. xD


Si me quieren en goodreads: http://www.goodreads.com/mariajo0505

Ahí también escribo, pero en inglés.


(dato curioso: me acaba de caer aceite de concha de mandarina en el ojo y me ardió mucho!) 


Si me envían el correo y me tardo, es por la misma falta de internet, pero tengan por seguro que se los enviaré.






Dios les bendiga.






- Majo. :D



lunes, 12 de septiembre de 2011

Una pequeñísima actualización.

Sólo quería hacerles saber sobre mi progreso con la historia para el PERJ.


¡¡¡¡¡100!!!!!


100 páginas. 


Me acerco a la meta. :D Y estoy happy happy.






¡Bendiciones!






- Majo.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

¡Holas!

Tomaré esta entrada para decir muchas cosas.


1.- He decidido dejar de actualizar el blog hasta que termine el historia para el PERJ. Estoy trabajando bastante duro, aunque podría ponerme más esfuerzo, porque realmente quiero participar, pero solo llevo 56 páginas. Y son mínimo, 150. Yo, en lo personal, quiero hacerlo de 200. :D
Les prometo que lo primero que haré, después de enviar los manuscritos, será subir el capítulo nueve de "Restauración". No puedo con las dos cosas, de verdad. Y como dice mi mamá: "el que asa dos conejos, alguno se le quema", es decir que si me pongo con las dos cosas, no haré ninguna realmente. 


2.- ¡Estoy leyendo "Los juegos del hambre", sólo hoy terminé "En llamas" me falta "Sinsajo" xD Yo no los quería leer al principio, porque eran tan mencionados que sentía que ya los había leído. Hasta que leí el primero y me enganché. Cuando terminé "Sinsajo", haré una reseña de la trilogía. 


3.- ¡Tengo un premio!
Me lo otorgan ambas, Elisa de Un cielo lleno de libros y Sara de El Bosque Perdido de los libros. ¡Qué lindas las doos! ¡Muchas, muchas, muchas, gracias!




¿No es cuchi? ¡Si, es muy cuchi! :D




Y con eso me despido, porque quisiera llegar, al menos, a la página 65 hoy, con la historia del PERJ, así que me pondré a eso.






¡Bendiciones!






- Majo.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Para compensar. "Alguien desordena estas rosas" Gabriel García Marquez.

Como es domingo y ha dejado de llover, pienso llevar un ramo de rosas a mi tumba. Rosas rojas y blancas, de las que ella cultiva para hacer altares y coronas. La mañana estuvo entristecida por este invierno taciturno y sobrecogedor que me ha puesto a recordar la colina donde la gente del pueblo abandona sus muertos. Es un sitio pelado, sin árboles, barrido apenas por las migajas providenciales que regresan después de que el viento ha pasado. Ahora que dejó de llover y que el sol de mediodía debe haber endurecido el jabón de la cuesta, podría llegar hasta el túmulo en cuyo fondo reposa mi cuerpo de niño, ahora confundido, desmenuzado entre caracoles y raíces.
Ella está prosternada frente a sus santos. Permanece abstraída desde cuando dejé de moverme en la habitación, después de haber fracasado en el primer intento de llegar hasta el altar para coger las rosas más encendidas y frescas. Tal vez hoy hubiera podido hacerlo; pero la lamparita pestañeó, y ella, recobrada del éxtasis, levantó la cabeza y miró hacia el rincón donde está la silla. Debió pensar: «Es otra vez el viento», porque es verdad que algo crujió junto al altar y la habitación onduló un instante, como si hubiera sido removido el nivel de los recuerdos estancados en ella desde hace tanto tiempo. Entonces comprendí que debía aguardar una nueva ocasión para coger las rosas, porque ella continuaba despierta, mirando la silla, y habría podido sentir junto a su rostro el rumor de mis manos. Ahora debo esperar a que ella abandone la habitación, dentro de un momento, y vaya a la pieza vecina a dormir la siesta medida e invariable del domingo. Es posible que entonces pueda yo salir con las rosas para estar de regreso antes de que ella vuelva a esta habitación y se quede mirando la silla.
El domingo pasado fue más difícil. Tuve que esperar casi dos horas a que ella cayera en el éxtasis. Parecía intranquila, preocupada, como si la hubiera atormentado la certidumbre de que súbitamente su soledad en la casa se había vuelto menos intensa. Dio varias vueltas por el cuarto con el ramo de rosas, antes de abandonarlo en el altar. Luego salió al pasadizo, miró adentro y se dirigió a la pieza vecina. Yo sabía que estaba buscando la lámpara. Y después cuando volvió a pasar frente a la puerta y la vi en la claridad del corredor con el saquito oscuro y las medias rosadas, me pareció que era todavía igual a la niña que hace cuarenta años se inclinó sobre mi cama, en este mismo cuarto, y dijo: «Ahora que le han puesto los palillos, tiene los ojos abiertos y duros». Era igual, como si no hubiera transcurrido el tiempo desde aquella remota tarde de agosto en que las mujeres la trajeron al cuarto y le mostraron el cadáver y le dijeron: «Llora. Era como un hermano tuyo»; y ella se recostó contra la pared, llorando, obedeciendo, todavía ensopada por la lluvia.
Desde hace tres o cuatro domingos estoy tratando de llegar hasta las rosas, pero ella ha permanecido vigilante frente al altar; vigilando las rosas con una sobresaltada diligencia que no le había conocido en los veinte años que lleva de vivir en la casa. El domingo pasado, cuando salió a buscar la lámpara, logré componer un ramo con las mejores rosas. En ningún momento he estado más cerca de realizar mi deseo. Pero cuando me disponía a regresar a la silla oí de nuevo las pisadas en el pasadizo, ordené brevemente las rosas en el altar; y entonces la vi aparecer en el vano de la puerta con la lámpara en alto.
Tenía puesto el saquito oscuro y las medías rosadas, pero había en su rostro algo como la fosforescencia de una revelación. No parecía entonces la mujer que desde hace veinte años cultiva rosas en el huerto, sino la misma niña que en aquella tarde de agosto trajeron a la pieza vecina para que se cambiara de ropa y que regresaba ahora con una lámpara, gorda y envejecida, cuarenta años después.
Mis zapatos tienen todavía la dura costra de barro que se les formó aquella tarde, a pesar de que permanecieron secándose durante veinte años junto al fogón apagado. Un día fui a buscarlos. Esto fue después que clausuraron las puertas, descolgaron del umbral el pan y el ramo de sábila, y se llevaron los muebles. Todos los muebles, menos la silla del rincón que me ha servido para estar durante todo este tiempo. Yo sabía que los zapatos habían sido puestos a secar y que ni siquiera se acordaron de ellos cuando abandonaron la casa. Por eso fui a buscarlos.
Ella volvió muchos años después. Había transcurrido tanto tiempo, que el olor a almizcle del cuarto se había confundido con el olor del polvo, con el seco y minúsculo tufo de los insectos. Yo estaba solo en la casa, sentado en el rincón; esperando. Y había aprendido a distinguir el rumor de la madera en descomposición, el aleteo del aire volviéndose viejo en las alcobas cerradas. Entonces fue cuando ella vino. Se había parado en la puerta con una maleta en la mano, un sombrero verde y el mismo saquito de algodón que no se ha quitado desde entonces. Era todavía una muchacha. No había empezado a engordar ni los tobillos le abultaban bajo las medias, como ahora. Yo estaba cubierto de polvo y telaraña cuando ella abrió la puerta y en alguna parte de la habitación guardó silencio el grillo que había estado cantando durante veinte años. Pero a pesar de eso, a pesar de la telaraña y el polvo, del brusco arrepentimiento del grillo y de la nueva edad de la recién llegada, yo reconocí en ella a la niña que en aquella tormentosa tarde de agosto me acompañó a coger nidos en el establo. Así como estaba, parada en la puerta con la maleta en la mano y el sombrero verde, parecía como si de pronto fuera a ponerse a gritar, a decir lo mismo que dijo cuando me encontraron bocarriba entre la hierba del establo todavía aferrado al travesaño de la escalera rota. Cuando ella abrió la puerta por completo, los goznes crujieron y el polvillo del techo se derrumbó a golpes, como si alguien se hubiera puesto a martillar en el caballete; entonces ella vaciló en el marco de claridad, introduciendo después medio cuerpo en la habitación, y dijo con la voz de quien está llamando a una persona dormida: «¡Niño! ¡Niño!» Y yo permanecí quieto en la silla, rígido, con los pies estirados.
Creía que sólo venía a ver el cuarto pero siguió viviendo en la casa. Aireó la habitación y fue como si hubiera abierto la maleta y de ella hubiera salido su antiguo olor a almizcle. Los otros se llevaron los muebles y la ropa en los baúles. Ella sólo se había llevado los olores del cuarto, y veinte años después los trajo de nuevo, los colocó en su lugar y reconstruyó el altarcillo; igual que antes. Su sola presencia bastó para restaurar lo que la implacable laboriosidad del tiempo había destruido. Desde entonces come y duerme en la pieza de al lado, pero se pasa los días en ésta, conversando en silencio con los santos. Durante la tarde se sienta en el mecedor, junto a la puerta, y zurce la ropa mientras atiende a quienes vienen a comprarle flores. Ella se mece siempre mientras zurce la ropa. Y cuando viene alguien por un ramo de rosas, guarda la moneda en la esquina del pañuelo que se anuda a la cintura y dice invariablemente: «Coge las de la derecha, que las de la izquierda son para los santos».
Así ha estado en el mecedor durante veinte años, zurciendo sus cositas, meciéndose, mirando hacia la silla, como si por ahora no cuidara del niño que compartió con ella las tardes de la infancia, sino del nieto inválido que está aquí, sentado en el rincón desde cuando la abuela tenía cinco años.
Es posible que ahora, cuando vuelva a bajar la cabeza, pueda acercarme a las rosas. Si logro hacerlo iré hasta la colina, las pondré sobre el túmulo y regresaré a mi silla, a esperar el día en que ella no vuelva al cuarto y cesen los ruidos en las piezas de al lado.
Este día habrá una transformación en todo esto, porque yo tendré que salir otra vez de la casa para avisarle a alguien que la mujer de las rosas, la que vive sola en la casa arruinada, está necesitando cuatro hombres que la conduzcan a la colina. Entonces quedaré definitivamente solo en el cuarto. Pero en cambio ella estará satisfecha. Porque ese día sabrá que no era el viento invisible lo que todos los domingos llegaba a su altar y le desordenaba las rosas.

jueves, 1 de septiembre de 2011

¡Perdónenme!

Lectores y lectoras que se encuentran allá a las afueras de mi casa, ¡Perdónenme!


No he subido capítulo, como en una semana, pero déjenme les explico:


He estado un poco ocupada con la historia para el PEJR. (Por cierto, el personaje masculino se llama Seth.)


Me he olvidado de ustedes, y pido sus disculpas, de todo corazón.


Mañana, sin faaalta, tendrán el capítulo, probablemente en la mañana-de aquí de Venezuela, claro.


Una vez más:¡¡Perdónenme!!








Bendiciones. :D








- Majo.

sábado, 27 de agosto de 2011

Nombres. ¡Ayuda!

¿De qué se trata esto? ¿Ven el banner sobre la entrada, abajo de la cabecera del blog? Seguro que ya han leído sobre el "Premio Ellas Juvenil Romántica". Pues, quiero participar. Y quisiera que me ayuden a elegir el nombre de "él". Ella se llama Ariella. Pero él no tiene nombre aún. 
Estos son mis favoritos(los que tengan un * al lado, son los que más me convencen):


- Adam: hombre.
- *Alexander: defensor. 
- *Ethan: sólido. Duradero. 
- Jesse: regalo.
- *Nathan: él da.
- *Seth: puesto, colocado. 


¡¡Ayuda!!

viernes, 26 de agosto de 2011

¡No puedo creer que haga una entrada solo para esto!

En rojo: dejen el desespero, vale. jajajajajajajaja


Sus comentarios siempre me sacan sonrisas y me entusiasma muchísimo que la historia les esté gustando. 
Con respecto a la pregunta de Elisa: no sé. Bueno, quizás, si sé. Pero no quiere decir que les vaya a decir, porque los libros normales no lo dicen antes de que suceda-o no-. Sientan lo que yo siento jajajaja 


¡qué entrada más corta! Pero me gusta responder a las preguntas. 


El capítulo nueve, pronto. Primero, déjenme escribirlo. 






¡Bendiciones!






- Majo

Restauración. "8.- Tristan"

Era más allá de lo surrealista, de lo imaginable, el hecho de que yo estuviese en casa de Alexus, con ella, en la sala y llorando, mientras trataba de consolarme. Podría haberme imaginado cualquier cosa-incluyendo llorar delante de Dylan-, pero esto, jamás. Muchísimo menos a ella llamándome "Trist". Ni siquiera Danika me llamaba así. Pero no tenía fuerzas para discutir con ella al respecto. No tenía fuerzas para decirle nada. Supuse que las lágrimas hablaban por sí solas. Sin embargo, había una cosa que mi llanto no estaba diciendo, que no diría en ningún futuro cercano, tampoco, y que era la única cosa realmente importante.
- No puedes decírselo a nadie.
Me obligué a recuperar la compostura, porque, lo quisiera o no, era momento de hablar. Y, quizás lo peor de todo, tenía que hablar con Alexus.
Ella me miraba esperando. Por supuesto, era mi turno ahora. ¿Qué más podría decirme ella? La cuestión era que no sabía qué decir. Mejor dicho, no sabía por dónde empezar.
- Pregúntame, por favor-me sentí la persona más patética del mundo al estarle rogando a mi vecina, en su casa, después de haber llorando como niña.
Mi petición tomó a Alexus por sorpresa. Pareció estarlo pensando, pero finalmente habló.
- ¿Qué sucedió anoche?
Bueno, aquello era fácil.
Me levanté del sofá y me quité el suéter que traía, y la camisa polo que llevaba abajo. Sabía que era la cosa más inapropiada del mundo, pero era mucho mejor-más fácil- mostrarle, que explicarle.
Me volteé para que ella pudiera ver los moretones que tenía en la espalda. Los que más me dolían.
Alexus ahogó lo que habría sido un pequeño grito, cuando me vio.
- Esto es lo que pasó-le contesté, poniéndome la polo, el suéter y sentándome, de nuevo, a su lado.
Su rostro era inexpresivo, como si buscara algo, pero sus ojos estaban fijos en mí, y sus labios un poco separados.
Me encogí de hombros-diablos, me dolió-, y la miré, esperando.
- Traté de detenerte-dijo por fin.
- Sí, bueno... cuando tú tengas una hermana pequeña a quién proteger de esto, quizás entiendas por qué fui.
- ¿Lo hiciste por Danika?-eso sí que me sorprendió.
- ¿Cómo sabes su nombre? Comprendo que sepas el mío, es decir, vamos al mismo colegio, pero Dan tiene un nombre un poco difícil de recordar. Y no es como si hablaras con ella, desde el día que nos mudamos. En realidad, ni siquiera ese día hablaste con ella.
Alexus sonrió, avergonzada.
- Mi segundo nombre es Anika-dijo, riendo un poco, aún sin mirarme. No la culpaba. Yo también reí.
- ¿Alexus Anika? ¿En serio?-entonces, ella sí rió de verdad, asintiendo.
- Es solo una letra de diferencia. Por eso lo recuerdo-explicó encogiéndose de hombros.
- ¿Acaso tu madre se llama Lianna?-le pregunté, evocando las películas de Barbie que Danika tanto veía. Esas que me provocaban no querer ver T.V otra vez en mi vida.
Alexus rió mas fuerte.
- Muy gracioso. No. Se llama Elizabeth. Sé que mi nombre es algo de lo que estar avergonzada y lo estoy, a veces, créeme. Pero qué se hace. Así es la vida.
- Nah-dije, sonriéndole-. Yo creo que es bonito.
Y lo creía de verdad. Raro, pero bonito.
- En todo caso-continué-, sí. Lo hice por Dan. Prácticamente todo lo que hago es por ella.
Alexus parecía sorprendida. Me pregunté si era porque su nombre me parecía bonito o porque todo lo que hacía era por Danika.
- Eso...eso es realmente tierno y responsable de tu parte.
Sonreí.
- No es tierno. Es lo que se supone que debo hacer.
Alexus asintió y yo no podía evitar pensar que me entendía, aún cuando sabía que nuestras vidas no podrían ser más diferentes. Nosotros no nos parecíamos en lo más mínimo.
- ¿Dylan lo sabe?-sacudí la cabeza, negando-. ¿No es tu mejor amigo? Christa sabe todo sobre mí.
- ¿Christa es tu mejor amiga? No lo había notado-Alexus dejó escapar una risa, casi muda, y luego me golpeó con un cojín. Un segundo después, ya estaba seria, aunque seguía sonriendo. Debía aprender a hacer eso.
- ¿Acaso eres incapaz de ser serio?
¿Lo era?
- Dylan no lo sabe que se supone que nadie debe saberlo. La única razón por la que tú lo sabes es porque lo descubriste sola. Yo no te lo habría dicho por elección. Por eso, no debes decirle a nadie. Ni siquiera a Christa. ¿Contenta, ahora?
- No precisamente. ¿Cómo algo así podría ponerme contenta? ¿Qué pasa contigo?-volvió a golpear con el cojín.
Le sonreí, una vez más.
- Debería irme-dije, poniéndome en pie. Alexus asintió-. Pero esto ha sido...bien...no lo sé, es genial poder hablar.
Fuimos hasta la puerta, en silencio. Promesa cumplida. Quizás ya podría olvidarme de todo.
- Adiós, Trist-o quizás, no.
- Nos vemos, Lex.
Entonces, sonrió y cerró la puerta.

Sí, la llamé "Lex", porque supuse que si ella me había dado un apodo, yo podría hacer lo mismo. Además, "Lex" le lucía. Y no era "Lexy", lo que me mantenía fuera de problemas con la futura esposa de Dylan.
Y, sí, las cosas no habían ido exactamente como lo había planeado. No habían ido como lo planeado, en lo absoluto. Quiero decir, terminamos hablando del suceso, de todas formas y había roto la única regla verdadera de nuestra casa-sin mencionar que lo hice de la manera más inapropiada posible-. Si mi padre se entera, me echará, eso es seguro. Pero, por otra parte, hablar se había sentido bien. Y un poco de la carga que llevaba sobre mis hombros, se había ido, lo que era mucho más de lo que había esperando. Le estaba agradecido a Alexus por dame eso, aunque solo fue durante quince minutos. Por darme una persona con quién hablar, sin miedo a ser descubierto, sin caretas, sin actos. Pero ahora los quince minutos habían pasado, y yo estaba devuelta en mi casa, como ayer, como cada día antes de Alexus. Como cada día que había llevado mi carga.

Chris estaba en la sala, cuando llegué.
- ¡Oye!-gritó, acercándose a mí-. Llegaste de casa de tu novia.
- No es mi novia, Chris. Te lo dije cuando me dijiste que había venido, te lo dije antes de salir y te lo repito ahora.
Chris sonrió.
- ¿Entonces, puede ser mi novia?-No.
- Sólo si a tu novia no le molesta-dije, señalando a la sala, donde se encontraba Harpreet(lo sé)- ¡Hola, Harp!
- Hola, Tristan-contestó. Le guiñé un ojo y sonrió.
- Más respeto, por favor-dijo Chris, fingiendo estar indignado. Sí, fingiendo, porque eso de ninguna manera podía ser real. Me reí.
- No parece que te importe-tampoco a mí me importaba, la verdad, pero cuántas veces se me presentará la oportunidad de arruinarle la vida a mi hermano. Eso no sucede a menudo-. Voy a mi habitación-anuncié
Empecé a caminar lejos de ambos. No estaba precisamente de ánimos.
- Oye, Tristan, espera-me detuvo Chris-. Anoche...
- No tan malo como algunas veces, peor que otras tantas. No tiene importancia, ya.
- ¿Estás bien?
Me encogí de hombros. ¿Lo estaba?
- Supongo. Estoy vivo. Y esta vez no tuvimos que decir que me caí por las escaleras, así que...
- ¿Jamás me perdonarás por eso?
- Quizás lo haga. Quizás ya lo he hecho. No lo sé.
Y con eso me fui.
Nadie sabe lo que sucedió esa noche. Quizás cuando lo perdone, hable de ello.
En mi habitación, saqué la guitarra y me dispuse a tocar.
Era esa hora del  día en que quería olvidar.

jueves, 25 de agosto de 2011

Test Literario de Sara.

Bueno, no es de Sara, pero Sara me nominó. ¡Gracias, Sara! 







  • El último libro que he leído:
    • "Blanca como la nieve, roja como la sangre"
  • Un libro que cambió mi forma de pensar:
    • La Biblia. Y "Señor Dios, soy Anna"
  • El último libro que me hizo llorar:
    • "Delirium" de Lauren Oliver. No diré por qué. ¡Léanlo!
  • El último libro que me hizo reír:
    • "Blanca como la nieve, roja como la sangre" Un vacilón, Leo, el protagonista. Me hizo reir mucho.
  • Un libro prestado que no me han devuelto:
    • "The Last song" de Nicholas Sparks. Y mejor que me lo devuelvan, porque fue un regalo y está en inglés. Y también, "Señor Dios, soy Anna" 
  • Un libro prestado que no he devuelto... todavía:
    • Creo que se llama "Devocionales diarios" de varios apostoles de la visión CCN. Me lo prestó una amiga hace como 1 mes.
  • Un libro que volvería a leer:
    • Delirium. Y los de Narnia, que los leo, al menos 2 veces al año, cada uno.
  • Un libro para regalar a ciegas:
    • Si decido quedarme, Gayle forman
  • Un libro que me sorprendió para bien:
    • Delirium, de Lauren Oliver. No pensé que me podría gustar tanto.
  • Un libro que robé:
    • :O ¡ninguno! Que me han prestado y aún no he tenido la oportunidad de devolver, tengo 2, pero robados, no.
  • Un libro que encontré perdido:
    • Ninguno todavía. Pero sería fino, en especial si tiene cosas escritas por los antiguos dueños. 
  • El autor del que tengo más libros:
    • C.S Lewis (8)
  • Un libro valioso:
    • Mi saga de "Las crónicas de Narnia" ¡Ay, del que me toque esos libros! Todos los que tengo son valiosos, pero esos son más cómo mis bebés. Tienen algo especial. Hay algunos que se han mojado, entre ellos mi favorito de la saga, pero eso les da historia. No sé, amo esos libros. Y los compré yo con mi dinero. Bueno, cuatro de ellos. XD
  • Un libro que llevo tiempo queriendo leer:
    • Berro... "Sorprendido por la alegría" de C.S Lewis. 
  • Un libro que prohibiría:
    • No prohibiría ningún libro, porque las lecturas son según los gustos de cada quién. Ahora, si he de elegir un libro que no me haya gustado y que no crea que le vaya a gustar a mucha gente, elegiría "Tenías que ser  tú" de la saga "Primeros besos". Muy baja calidad, la verdad. Me disculpan si alguno lo ha leído y le gustó.
  • El próximo libro que voy a leer:
    • Estoy leyendo "Life as we knew it", después de ese, puede que lea "Leaving Paradise" que lo tengo en mi lista esperando desde hace tiempo.
Y cómo Sara nominó 3, yo nominaré 3, también.

- ¡Vicente!(Retazos de papel)

miércoles, 24 de agosto de 2011

¡Hoy es el día de los premios!

(Verde, por el nombre jajaja) Premio "Pepinillero" (weird)
Este me lo otorga Elisa, de Un cielo lleno de libros


  • Si pudieras vivir dentro de una película, cual elegirías?
  • Las crónicas de Narnia. Probablemente, El principe Caspian.
  • Sales de la ducha y te entretienes dibujando en el espejo empañado. El qué?
  • Caritas felices!! XD
  • Que hacías la última vez cuando tus compañeros te pidieron que abortaras en esa situación?
  • Berro, o estaba leyendo, o estaba cantando, o estaba escribiendo. O estaba hablando jaja, no recuerdo.
  • Que cosas aburridas o extravagantes te gusta coleccionar?
  • Entradas de cine. No solo las mías. Le quito a mi familia las suyas, usualmente solo a mis padres, así que me quedo con tres de la misma película.
  • Que tipo de ropa interior usas?
  • el tipo que va por dentro de la ropa normal. xD ¡Qué clase de pregunta es esa!
  • En que momento del sueño te despertaste y te molestó tanto que intentaste volver a dormir para seguir soñando lo mismo?
  • Soñaba con el muchacho con el que me iba a casar. Un sueño muy fino. Y el chico era bello. No he vuelto a soñar con él. Es una lástima. xD

Gracias, Elisa por este premio. Ahora tengo que nominar a 6 personas.
Eh...Eh....Eh...

- A gaby de mi corazón (Todo se trata de él)
- A vicente (Retazos de papel)
- Miriam, creo jaja (Entre libélulas)
- Libros sin tinta (Libros sin tinta)
- Dragonfly  (Dragonfly)


Una vez más, Elisa, gracias por el premio. :D




Bendiciones.



- Majo.